




Construye el futuro.
infancia
Ubicación: Las Cruces



Construye el futuro.
Ubicación: Silver City



Construye el futuro.
Ubicación: Farmington



Construye el futuro.
infancia
Ubicación: Roswell



Construye el futuro.
Ubicación: Clovis



Construye el futuro.
Ubicación: Ohkay Owingeh



Construye el futuro.
Ubicación: Albuquerque



Construye el futuro.
infancia
Ubicación: Albuquerque





Construye el futuro.
infancia
Ubicación: Las Cruces



Ubicación: Farmington



Ubicación: Ohkay Owingeh



infancia
Ubicación: Albuquerque
Desarrollando futuros se trata de una carrera que te devuelve el amor.
La vida está llena de maravillas.
El trabajo también puede estarlo.
Life is full of wonder.
Work can be, too.
Escucha a los profesionales de Nuevo México:
Life is full of wonder.
Work can be, too.
La vida está llena de maravillas. El trabajo también puede estarlo.
Escucha a los profesionales de Nuevo México:

Valeria Holloway confía en que su trabajo actual con los niños tendrá repercusiones en el futuro. "Si los detectamos muy pronto", dice, "podemos cambiar la trayectoria de la vida de un niño."
Valeria dirige un negocio de cuidado de niños a domicilio en Las Cruces, que atiende a niños desde la infancia hasta el preescolar y en edad escolar. No hace publicidad porque nunca la ha necesitado. Un flujo constante de familias siempre llega a su puerta, o sus familias actuales tienen más bebés. Como a menudo cuida de varios niños en la misma familia, establece relaciones de muchos años con las familias, lo que, según ella, es una de las alegrías de su trabajo.
"Lo que más me gusta de mi trabajo es que, la mayoría de mis hijos los he tenido desde que eran bebés, y ahora los he graduado y enviado al jardín de infancia, y ahora están en primero y segundo y tercero y cuarto grado ahora, y yo solo, ver a los niños desarrollarse y crecer de no hablar a hablar, no caminar a caminar, simplemente me calientan el corazón."
"Esto es, he encontrado
mi vocación."


Algunas familias encuentran a Valeria por su reputación de apoyo a los niños con necesidades especiales. A lo largo de su carrera ha atendido a niños médicamente frágiles, con problemas de audición, con trastornos del espectro autista y con otras necesidades de atención especial. Apoyar su desarrollo es especialmente gratificante para ella. "Esto es todo, he encontrado mi vocación", dice. "Eso es lo que me mueve ahora mismo, los niños con necesidades especiales". Además de su experiencia vivida, Valeria tiene múltiples certificados y títulos en la primera infancia, y dice que nunca ha pagado la matrícula de ninguno de ellos porque ha recurrido a programas de becas para profesionales de la primera infancia.
El cuidado de los niños puede ser un trabajo duro, pero Valeria dice que la recompensa de apoyar su desarrollo la mantendrá en la profesión durante años. "El hecho de ver a los niños pasar desde, no sé, a un trozo de arcilla, a esta hermosa estructura de un niño es simplemente increíble, y eso es lo que realmente me hace seguir adelante."
Valeria Holloway confía en que su trabajo actual con los niños tendrá repercusiones en el futuro. "Si los detectamos muy pronto", dice, "podemos cambiar la trayectoria de la vida de un niño."
Valeria dirige un negocio de cuidado de niños a domicilio en Las Cruces, que atiende a niños desde la infancia hasta el preescolar y en edad escolar. No hace publicidad porque nunca la ha necesitado. Un flujo constante de familias siempre llega a su puerta, o sus familias actuales tienen más bebés. Como a menudo cuida de varios niños en la misma familia, establece relaciones de muchos años con las familias, lo que, según ella, es una de las alegrías de su trabajo.
"Lo que más me gusta de mi trabajo es que, la mayoría de mis hijos los he tenido desde que eran bebés, y ahora los he graduado y enviado al jardín de infancia, y ahora están en primero y segundo y tercero y cuarto grado ahora, y yo solo, ver a los niños desarrollarse y crecer de no hablar a hablar, no caminar a caminar, simplemente me calientan el corazón."
"Esto es, he encontrado
mi vocación."

Algunas familias encuentran a Valeria por su reputación de apoyo a los niños con necesidades especiales. A lo largo de su carrera ha atendido a niños médicamente frágiles, con problemas de audición, con trastornos del espectro autista y con otras necesidades de atención especial. Apoyar su desarrollo es especialmente gratificante para ella. "Esto es todo, he encontrado mi vocación", dice. "Eso es lo que me mueve ahora mismo, los niños con necesidades especiales". Además de su experiencia vivida, Valeria tiene múltiples certificados y títulos en la primera infancia, y dice que nunca ha pagado la matrícula de ninguno de ellos porque ha recurrido a programas de becas para profesionales de la primera infancia.
El cuidado de los niños puede ser un trabajo duro, pero Valeria dice que la recompensa de apoyar su desarrollo la mantendrá en la profesión durante años. "El hecho de ver a los niños pasar desde, no sé, a un trozo de arcilla, a esta hermosa estructura de un niño es simplemente increíble, y eso es lo que realmente me hace seguir adelante."


“Supe inmediatamente, ‘¡Oh! Aquí es exactamente donde se supone que debo estar.’”

Cuando era niña, a Mikila Crespin le gustaba idear actividades y experimentos para hacer con sus primos pequeños. Según ella, era parte de la costumbre familiar que los hermanos y primos mayores ayudaran a los más pequeños, y a ella se le daba muy bien hacerlo. Por eso, cuando una amiga le propuso ir a la universidad para estudiar educación infantil, Mikila se sorprendió. “Fue algo así como: ‘¿Qué, puedes hacer eso? ¿Puedes obtener un título relacionado con eso?’”.
Pronto se daría cuenta de que sí se puede obtener un título en ese campo y se inscribió en la Western New Mexico University, donde obtuvo su licenciatura en educación infantil. Ahora es profesora de preescolar en el Centro de Desarrollo Infantil de Western, el cual le ha encantado desde que llegó. “Supe inmediatamente, ‘¡Oh! aquí es exactamente donde se supone que debo estar’”, comentó.
Como maestra de preescolar de Nuevo México con una licenciatura y una licencia, Mikila es elegible para el Programa de Paridad Preescolar de Nuevo México, el cual aumenta su salario. Ella dijo que el aumento la ayudó a cubrir gastos inesperados el año pasado y fue una “enorme bendición.”
Según ella, la parte más gratificante de su trabajo es ayudar a los niños a aprender nuevas habilidades. En el caso de los niños pequeños que padecen las consecuencias del COVID-19, hay que hacer un trabajo extra para ayudarles a aprender habilidades sociales y verbales y, en algunos casos, a procesar traumas y duelos.
Así que Mikila les enseña cosas como ser un buen amigo. Nos habló de un niño que llegó a su clase sin ninguna experiencia social fuera de su familia. “Definitivamente necesita apoyo para hablar y comunicarse, así que solo verle pasar de ser casi completamente inexpresivo a saber algunas frases e imitar a sus amigos, es realmente sorprendente”, expresó.
Y cuando un niño aprende nuevas habilidades, eso beneficia a toda su familia. Mikila afirma que las relaciones que construye con las familias de sus estudiantes son otra de las recompensas de su trabajo. “Es bonito escuchar a las familias decir: ‘Muchas gracias por todo lo que has hecho. Ha madurado mucho’”, señaló. “Es una sensación increíble.”

Cuando era niña, a Mikila Crespin le gustaba idear actividades y experimentos para hacer con sus primos pequeños. Según ella, era parte de la costumbre familiar que los hermanos y primos mayores ayudaran a los más pequeños, y a ella se le daba muy bien hacerlo. Por eso, cuando una amiga le propuso ir a la universidad para estudiar educación infantil, Mikila se sorprendió. “Fue algo así como: ‘¿Qué, puedes hacer eso? ¿Puedes obtener un título relacionado con eso?’”.
Pronto se daría cuenta de que sí se puede obtener un título en ese campo y se inscribió en la Western New Mexico University, donde obtuvo su licenciatura en educación infantil. Ahora es profesora de preescolar en el Centro de Desarrollo Infantil de Western, el cual le ha encantado desde que llegó. “Supe inmediatamente, ‘¡Oh! aquí es exactamente donde se supone que debo estar’”, comentó.
Como maestra de preescolar de Nuevo México con una licenciatura y una licencia, Mikila es elegible para el Programa de Paridad Preescolar de Nuevo México, el cual aumenta su salario. Ella dijo que el aumento la ayudó a cubrir gastos inesperados el año pasado y fue una “enorme bendición.”
“Supe inmediatamente, ‘¡Oh! Aquí es exactamente donde se supone que debo estar.’”

Según ella, la parte más gratificante de su trabajo es ayudar a los niños a aprender nuevas habilidades. En el caso de los niños pequeños que padecen las consecuencias del COVID-19, hay que hacer un trabajo extra para ayudarles a aprender habilidades sociales y verbales y, en algunos casos, a procesar traumas y duelos.
Así que Mikila les enseña cosas como ser un buen amigo. Nos habló de un niño que llegó a su clase sin ninguna experiencia social fuera de su familia. “Definitivamente necesita apoyo para hablar y comunicarse, así que solo verle pasar de ser casi completamente inexpresivo a saber algunas frases e imitar a sus amigos, es realmente sorprendente”, expresó.
Y cuando un niño aprende nuevas habilidades, eso beneficia a toda su familia. Mikila afirma que las relaciones que construye con las familias de sus estudiantes son otra de las recompensas de su trabajo. “Es bonito escuchar a las familias decir: ‘Muchas gracias por todo lo que has hecho. Ha madurado mucho’”, señaló. “Es una sensación increíble.”


A Byrickson Henderson no le importa si tu casa está limpia, y no está ahí para juzgar. Eso es muy importante, dijo, porque los padres y cuidadores se sienten juzgados todo el tiempo. Como visitante a domicilio, ofrece a las familias apoyo, orientación y su disposición a escuchar. Se ve recompensado con relaciones duraderas y grandes abrazos. "La alegría de ver a las familias, de entrar en sus casas y crear esa relación", dice. "Ser abrazado por los niños cuando entras, casi te conviertes en un segundo miembro de su hogar."
Byrickson lleva 13 años como visitante a domicilio, y aún más tiempo en la primera infancia. Eso significa que algunos de los niños a los que ha apoyado en Shiprock se están graduando en el instituto, y verlos crecer es una recompensa especial del trabajo. "Ver a los padres, sobre todo en la comunidad, poder darles abrazos y preguntarles cómo van las cosas" es muy significativo, dice, aunque le haga sentirse viejo.
Como visitante a domicilio, Byrickson apoya a las familias con bebés recién nacidos o niños pequeños. Las familias tienen necesidades muy variadas, y pueden querer consejos sobre el sueño de su bebé o ayuda para encontrar recursos de salud conductual. "Somos el apoyo adicional", dice. "Somos el animador adicional para esta familia, somos el recurso adicional y la guía para los recursos que necesitan. Es increíble cuando ves a esos padres superarse y empujar incluso en los momentos difíciles."
"Sus momentos "a-ha" son los que me hacen sentir bien."


Byrickson también está poniendo en marcha un círculo de conversación para padres a través del programa primer nacido del noroeste de Nuevo México, donde trabaja. El círculo de conversación es nuevo, y es un esfuerzo para reunir a los padres, crear oportunidades para hablar y escuchar, y fortalecer las prácticas de paternidad Navajo como la construcción de tablas de cuna tradicionales. Byrickson dijo que los recursos para los padres pueden ser escasos, y quiere crear un foro para conversaciones importantes.
"Me gustaría ver un lugar para los padres donde puedan venir y compartir sus desafíos y éxitos, y un lugar donde se sientan seguros", dijo.
A Byrickson Henderson no le importa si tu casa está limpia, y no está ahí para juzgar. Eso es muy importante, dijo, porque los padres y cuidadores se sienten juzgados todo el tiempo. Como visitante a domicilio, ofrece a las familias apoyo, orientación y su disposición a escuchar. Se ve recompensado con relaciones duraderas y grandes abrazos. "La alegría de ver a las familias, de entrar en sus casas y crear esa relación", dice. "Ser abrazado por los niños cuando entras, casi te conviertes en un segundo miembro de su hogar."
Byrickson lleva 13 años como visitante a domicilio, y aún más tiempo en la primera infancia. Eso significa que algunos de los niños a los que ha apoyado en Shiprock se están graduando en el instituto, y verlos crecer es una recompensa especial del trabajo. "Ver a los padres, sobre todo en la comunidad, poder darles abrazos y preguntarles cómo van las cosas" es muy significativo, dice, aunque le haga sentirse viejo.
Como visitante a domicilio, Byrickson apoya a las familias con bebés recién nacidos o niños pequeños. Las familias tienen necesidades muy variadas, y pueden querer consejos sobre el sueño de su bebé o ayuda para encontrar recursos de salud conductual. "Somos el apoyo adicional", dice. "Somos el animador adicional para esta familia, somos el recurso adicional y la guía para los recursos que necesitan. Es increíble cuando ves a esos padres superarse y empujar incluso en los momentos difíciles."
"Sus momentos "a-ha" son los que me hacen sentir bien."

Byrickson también está poniendo en marcha un círculo de conversación para padres a través del programa primer nacido del noroeste de Nuevo México, donde trabaja. El círculo de conversación es nuevo, y es un esfuerzo para reunir a los padres, crear oportunidades para hablar y escuchar, y fortalecer las prácticas de paternidad Navajo como la construcción de tablas de cuna tradicionales. Byrickson dijo que los recursos para los padres pueden ser escasos, y quiere crear un foro para conversaciones importantes.
"Me gustaría ver un lugar para los padres donde puedan venir y compartir sus desafíos y éxitos, y un lugar donde se sientan seguros", dijo.


“Somos los primeros maestros que llegan a la vida de los niños y creo que los cimientos empiezan gracias a nosotros.”

María Herrera ha estado educando a los niños pequeños de Roswell durante más de 20 años. Ha trabajado en guarderías y en el programa Head Start y actualmente es maestra de prekínder en el Centro de Educación Temprana de Parkview. Ella eligió esta profesión y obtuvo su licenciatura como educadora de la primera infancia porque considera que el trabajo que realiza tiene importantes repercusiones: “Somos los primeros maestros que llegan a la vida de los niños y creo que los cimientos empiezan gracias a nosotros”, dijo.
Parkview se centra especialmente en atender a niños pequeños con necesidades especiales, además de niños que estén teniendo un desarrollo más normal. María adapta su enseñanza a las necesidades de cada niño, desde aquellos que necesitan mayores desafíos hasta aquel otro al que ella apoya físicamente colocando su mano sobre la de él para ayudarlo a realizar ciertas actividades, como pintar con los dedos. Sin importar el nivel de destreza de los niños, ella los ayuda a aprender nuevas habilidades. Y verlos desarrollarse es una de las alegrías de este trabajo.
“Cada uno de los niños con los que trabajo viene con sus propias necesidades y estilo de aprendizaje, y creo que me agrada el hecho de haber podido satisfacer cada una de esas necesidades”, dijo. “Incluso ante el más mínimo progreso que vemos yo o los padres, estos dicen: ‘¡Es increíble!, desde que viene a tu salón de clases habla más’ o ‘Está haciendo más cosas por sí mismo.’”
María también utiliza su conocimiento del idioma español para ayudar a los niños a aprender inglés como segundo idioma. Ella mencionó a una niña, alumna suya años atrás, que hablaba principalmente español, pero mejoró su inglés notablemente mientras estuvo en la clase de María. Años más tarde, María se encontró en la calle a la madre de esa niña.
"La madre dijo: 'Usted fue la maestra más increíble, llegó a su vida cuando ella realmente la necesitaba'". Esa niña, ahora convertida en adolescente, se había graduado de la preparatoria con mención honorífica. Historias como esta son lo que María ama de su trabajo. “Que los padres te hablen, cuando te los encuentras, de lo mucho que ayudaste a sus hijos, esa es tu recompensa”, dijo.

María Herrera ha estado educando a los niños pequeños de Roswell durante más de 20 años. Ha trabajado en guarderías y en el programa Head Start y actualmente es maestra de prekínder en el Centro de Educación Temprana de Parkview. Ella eligió esta profesión y obtuvo su licenciatura como educadora de la primera infancia porque considera que el trabajo que realiza tiene importantes repercusiones: “Somos los primeros maestros que llegan a la vida de los niños y creo que los cimientos empiezan gracias a nosotros”, dijo.
Parkview se centra especialmente en atender a niños pequeños con necesidades especiales, además de niños que estén teniendo un desarrollo más normal. María adapta su enseñanza a las necesidades de cada niño, desde aquellos que necesitan mayores desafíos hasta aquel otro al que ella apoya físicamente colocando su mano sobre la de él para ayudarlo a realizar ciertas actividades, como pintar con los dedos. Sin importar el nivel de destreza de los niños, ella los ayuda a aprender nuevas habilidades. Y verlos desarrollarse es una de las alegrías de este trabajo.
“Cada uno de los niños con los que trabajo viene con sus propias necesidades y estilo de aprendizaje, y creo que me agrada el hecho de haber podido satisfacer cada una de esas necesidades”, dijo. “Incluso ante el más mínimo progreso que vemos yo o los padres, estos dicen: ‘¡Es increíble!, desde que viene a tu salón de clases habla más’ o ‘Está haciendo más cosas por sí mismo.’”
“Somos los primeros maestros que llegan a la vida de los niños y creo que los cimientos empiezan gracias a nosotros.”

María también utiliza su conocimiento del idioma español para ayudar a los niños a aprender inglés como segundo idioma. Ella mencionó a una niña, alumna suya años atrás, que hablaba principalmente español, pero mejoró su inglés notablemente mientras estuvo en la clase de María. Años más tarde, María se encontró en la calle a la madre de esa niña.
"La madre dijo: 'Usted fue la maestra más increíble, llegó a su vida cuando ella realmente la necesitaba'". Esa niña, ahora convertida en adolescente, se había graduado de la preparatoria con mención honorífica. Historias como esta son lo que María ama de su trabajo. “Que los padres te hablen, cuando te los encuentras, de lo mucho que ayudaste a sus hijos, esa es tu recompensa”, dijo.


Si las familias tienen dudas o preocupaciones sobre el crecimiento y desarrollo de sus hijos, Robyn Marton está ahí para ayudarlas. En su calidad de especialista en el desarrollo del programa de intervención temprana de la ENMRSH, con su equipo de trabajo puede ayudar a las familias con niños pequeños a alcanzar objetivos claves. Robyn y su equipo pueden ayudar a los niños con todo lo que necesitan, empezando por comer, arrullar, caminar y hablar.
"Disfruto de mi trabajo no solo porque vemos a los niños desarrollarse ante nuestros ojos, sino también porque podemos ayudarlos a lo largo de todo el proceso", dice. Si bien las familias primero se inscriben para recibir ayuda en un área específica, el equipo de Robyn también les puede ayudar en otros aspectos. Además, durante los tres primeros años de vida, el desarrollo de los niños es muy rápido.
"A partir del nacimiento y hasta los tres años de edad, los niños van a lograr importantes objetivos", dice Robyn. "Tu recompensa es ser la persona que ayuda a las familias, las apoya y les acompaña en su camino."
A veces, acompañar a las familias en su camino significa explicarles las rutinas y los ejercicios que pueden ayudar al desarrollo de su hijo. En ocasiones, supone navegar por los sistemas públicos y lograr que las familias reciban lo que necesitan. Hace poco, Robyn ayudó a una familia a conseguir que Medicaid aprobara un andador para bebé. El niño tiene un problema en el pie y casi siempre usa una bota, por lo que le resulta difícil aprender a caminar. El andador será de gran ayuda para la familia y Robyn está muy contenta de haberles ayudado con él.
“Disfruto de mi trabajo no solo porque vemos a los niños desarrollarse ante nuestros ojos, sino también porque podemos ayudarlos a lo largo de todo el proceso."


A Robyn siempre le gustó trabajar con niños, pues creció ayudando en una guardería que tenía su madre. Posteriormente, en la universidad, descubrió la rama dedicada al desarrollo infantil y comprendió que era para ella. Al principio, quería especializarse en el desarrollo del lenguaje, pero ahora le gusta la versatilidad de trabajar con las familias en todos los aspectos, como la capacidad de agarrar o comer.
"Si te apasionan los niños y te encanta trabajar con ellos y contemplar la alegría en sus rostros -y los retos-, en este trabajo vas aprendiendo a medida que avanzas ", afirma.
Si las familias tienen dudas o preocupaciones sobre el crecimiento y desarrollo de sus hijos, Robyn Marton está ahí para ayudarlas. En su calidad de especialista en el desarrollo del programa de intervención temprana de la ENMRSH, con su equipo de trabajo puede ayudar a las familias con niños pequeños a alcanzar objetivos claves. Robyn y su equipo pueden ayudar a los niños con todo lo que necesitan, empezando por comer, arrullar, caminar y hablar.
"Disfruto de mi trabajo no solo porque vemos a los niños desarrollarse ante nuestros ojos, sino también porque podemos ayudarlos a lo largo de todo el proceso", dice. Si bien las familias primero se inscriben para recibir ayuda en un área específica, el equipo de Robyn también les puede ayudar en otros aspectos. Además, durante los tres primeros años de vida, el desarrollo de los niños es muy rápido.
"A partir del nacimiento y hasta los tres años de edad, los niños van a lograr importantes objetivos", dice Robyn. "Tu recompensa es ser la persona que ayuda a las familias, las apoya y les acompaña en su camino."
A veces, acompañar a las familias en su camino significa explicarles las rutinas y los ejercicios que pueden ayudar al desarrollo de su hijo. En ocasiones, supone navegar por los sistemas públicos y lograr que las familias reciban lo que necesitan. Hace poco, Robyn ayudó a una familia a conseguir que Medicaid aprobara un andador para bebé. El niño tiene un problema en el pie y casi siempre usa una bota, por lo que le resulta difícil aprender a caminar. El andador será de gran ayuda para la familia y Robyn está muy contenta de haberles ayudado con él.
“Disfruto de mi trabajo no solo porque vemos a los niños desarrollarse ante nuestros ojos, sino también porque podemos ayudarlos a lo largo de todo el proceso."

A Robyn siempre le gustó trabajar con niños, pues creció ayudando en una guardería que tenía su madre. Posteriormente, en la universidad, descubrió la rama dedicada al desarrollo infantil y comprendió que era para ella. Al principio, quería especializarse en el desarrollo del lenguaje, pero ahora le gusta la versatilidad de trabajar con las familias en todos los aspectos, como la capacidad de agarrar o comer.
"Si te apasionan los niños y te encanta trabajar con ellos y contemplar la alegría en sus rostros -y los retos-, en este trabajo vas aprendiendo a medida que avanzas ", afirma.


“Eso es lo que siempre quise hacer, regresar a mi pueblo y ayudar a mis jóvenes, los niños. De verdad me gusta muchísimo.”

En Ohkay Owingeh Head Start, los alumnos aprenden los colores y los números tanto en inglés como en tewa. Stephanie Aguino, que imparte clases ahí, comentó que eso hace que su trabajo sea especialmente significativo. "Creo que es muy bueno que nuestros pequeños empiecen a aprenderlo", dijo. "Creo que a muchos de nuestros mayores les alegra escucharlo, y a mí me alegra escucharlo… En cierto modo, les estás presentando su cultura."
Stephanie sabe suficiente tewa para enseñar vocabulario, y un profesor de lengua tewa acude periódicamente al aula para impartir clases centradas en el idioma. Como parte de una unidad reciente sobre jardines, los niños aprendieron las palabras en tewa para referirse a las frutas y a las verduras. Stephanie dijo que la educación lingüística y cultural se volvió más importante debido al COVID-19, ya que muchas tradiciones culturales y eventos grupales fueron cancelados.
"Ahora, la mayoría de ellos, especialmente con el COVID, no conocen nuestra cultura y nuestros bailes porque no hemos tenido nada de eso desde la pandemia", comentó. "Así que se trata, en gran medida, de hacerles entender que son personas nativas, y esto es lo que normalmente estaríamos haciendo."
Stephanie siempre ha deseado un trabajo que ayude a los jóvenes de Ohkay Owingeh. Empezó trabajando en el Club de niños y niñas de su tribu, y se sintió especialmente atraída por la enseñanza a los estudiantes más jóvenes. El año pasado concluyó su diplomado en la primera infancia, y ahora está tomando clases en línea para obtener una licenciatura. Ella comenta que sus estudios están relacionados con su experiencia en el aula y que han reforzado su labor docente.
Una de las partes del día favoritas de Stephanie es la hora del círculo, cuando todos los niños están juntos y prestan atención (en su mayoría) a una actividad o lección. "Disfruto al escuchar todas sus respuestas y ver cómo hacen esa conexión en su mente", dijo. "Puedes ver en su cara como dicen: 'Oh, conozco esa letra'. De verdad me gusta cuando son capaces de hacer esas conexiones. Me hace sentir que les estoy ayudando a llegar a donde necesitan estar en su aprendizaje."

En Ohkay Owingeh Head Start, los alumnos aprenden los colores y los números tanto en inglés como en tewa. Stephanie Aguino, que imparte clases ahí, comentó que eso hace que su trabajo sea especialmente significativo. "Creo que es muy bueno que nuestros pequeños empiecen a aprenderlo", dijo. "Creo que a muchos de nuestros mayores les alegra escucharlo, y a mí me alegra escucharlo… En cierto modo, les estás presentando su cultura."
Stephanie sabe suficiente tewa para enseñar vocabulario, y un profesor de lengua tewa acude periódicamente al aula para impartir clases centradas en el idioma. Como parte de una unidad reciente sobre jardines, los niños aprendieron las palabras en tewa para referirse a las frutas y a las verduras. Stephanie dijo que la educación lingüística y cultural se volvió más importante debido al COVID-19, ya que muchas tradiciones culturales y eventos grupales fueron cancelados.
"Ahora, la mayoría de ellos, especialmente con el COVID, no conocen nuestra cultura y nuestros bailes porque no hemos tenido nada de eso desde la pandemia", comentó. "Así que se trata, en gran medida, de hacerles entender que son personas nativas, y esto es lo que normalmente estaríamos haciendo."
“Eso es lo que siempre quise hacer, regresar a mi pueblo y ayudar a mis jóvenes, los niños. De verdad me gusta muchísimo.”

Stephanie siempre ha deseado un trabajo que ayude a los jóvenes de Ohkay Owingeh. Empezó trabajando en el Club de niños y niñas de su tribu, y se sintió especialmente atraída por la enseñanza a los estudiantes más jóvenes. El año pasado concluyó su diplomado en la primera infancia, y ahora está tomando clases en línea para obtener una licenciatura. Ella comenta que sus estudios están relacionados con su experiencia en el aula y que han reforzado su labor docente.
Una de las partes del día favoritas de Stephanie es la hora del círculo, cuando todos los niños están juntos y prestan atención (en su mayoría) a una actividad o lección. "Disfruto al escuchar todas sus respuestas y ver cómo hacen esa conexión en su mente", dijo. "Puedes ver en su cara como dicen: 'Oh, conozco esa letra'. De verdad me gusta cuando son capaces de hacer esas conexiones. Me hace sentir que les estoy ayudando a llegar a donde necesitan estar en su aprendizaje."


Alex Miller es licenciado en astrofísica, y los niños de preescolar lo consideran fabuloso. Alex se acuerda de una ocasión en la que le dijo a un niño de su clase que era licenciado en ciencias del espacio exterior. Hablaban de planetas y lunas, y Alex dijo que había ido a la "escuela de planetarios", a la universidad. La reacción fue instantánea: "Se le iluminaron los ojos y se quedó pasmado, como diciendo: " es genial.""
Ese entusiasmo es parte de lo que a Alex más le gusta del trabajo de profesor en el Campus Infantil de la Universidad de Nuevo México. No sólo los niños se asombran por las posibilidades de la "escuela planetaria" y el espacio exterior, sino también por las nuevas experiencias y hallazgos de cada día. " Sencillamente, me encanta lo sorprendidos que están los niños por todo", dijo. " Todo es genial y asombroso cuando se tiene tres años."
Las enseñanzas de Alex giran en torno a aprovechar ese despertar y crear espacios de aprendizaje en torno a los intereses de los niños. Cuenta que lo aprendió de su madre, que también fue educadora infantil ( y que alimentó su temprana afición por el espacio). Eso puede significar la generación de conversaciones y actividades en torno a cualquier cosa, desde reptiles hasta robots transformadores o LEGOs.
"Me encanta que todos ellos tengan tanta imaginación. Se me acercan y me cuentan las cosas más fantásticas."


Los LEGO son un verdadero éxito. Alex posee una extensa colección de figuras de LEGO y de vez en cuando las trae para que las usen los niños. Para ellos, es un viernes genial. Y para sus maestros, es una oportunidad que les permite desarrollar todo tipo de aprendizajes.
"Es muy divertido utilizar LEGOs, pero además les ayuda a desarrollar sus habilidades motoras de precisión, ya que tienen que montar estos pequeños objetos", dijo. "Y como se trata de una actividad grupal inmensa, es necesario que trabajen sus habilidades de comunicación con ello, por lo que les ayuda a facilitar el intercambio de piezas o solicitar ayuda para ubicar un elemento."
Y cuando se terminó su último grupo de preescolares, Alex les hizo un regalo de despedida personalizado a cada uno: Un dibujo de una figura de LEGO hecha por él que se parecía a cada uno de ellos.
Alex Miller es licenciado en astrofísica, y los niños de preescolar lo consideran fabuloso. Alex se acuerda de una ocasión en la que le dijo a un niño de su clase que era licenciado en ciencias del espacio exterior. Hablaban de planetas y lunas, y Alex dijo que había ido a la "escuela de planetarios", a la universidad. La reacción fue instantánea: "Se le iluminaron los ojos y se quedó pasmado, como diciendo: " es genial.""
Ese entusiasmo es parte de lo que a Alex más le gusta del trabajo de profesor en el Campus Infantil de la Universidad de Nuevo México. No sólo los niños se asombran por las posibilidades de la "escuela planetaria" y el espacio exterior, sino también por las nuevas experiencias y hallazgos de cada día. " Sencillamente, me encanta lo sorprendidos que están los niños por todo", dijo. " Todo es genial y asombroso cuando se tiene tres años."
Las enseñanzas de Alex giran en torno a aprovechar ese despertar y crear espacios de aprendizaje en torno a los intereses de los niños. Cuenta que lo aprendió de su madre, que también fue educadora infantil ( y que alimentó su temprana afición por el espacio). Eso puede significar la generación de conversaciones y actividades en torno a cualquier cosa, desde reptiles hasta robots transformadores o LEGOs.
"Me encanta que todos ellos tengan tanta imaginación. Se me acercan y me cuentan las cosas más fantásticas."

Los LEGO son un verdadero éxito. Alex posee una extensa colección de figuras de LEGO y de vez en cuando las trae para que las usen los niños. Para ellos, es un viernes genial. Y para sus maestros, es una oportunidad que les permite desarrollar todo tipo de aprendizajes.
"Es muy divertido utilizar LEGOs, pero además les ayuda a desarrollar sus habilidades motoras de precisión, ya que tienen que montar estos pequeños objetos", dijo. "Y como se trata de una actividad grupal inmensa, es necesario que trabajen sus habilidades de comunicación con ello, por lo que les ayuda a facilitar el intercambio de piezas o solicitar ayuda para ubicar un elemento."
Y cuando se terminó su último grupo de preescolares, Alex les hizo un regalo de despedida personalizado a cada uno: Un dibujo de una figura de LEGO hecha por él que se parecía a cada uno de ellos.


"Tienen que sacarme al final de mi turno. Siento que este es el lugar de donde me voy a jubilar cuando sea vieja.”

Kristie Foreman ha estado en el campo de la primera infancia prácticamente desde que era niña. Su mamá tenía una guardería en casa cuando Kristie era pequeña y ella colaboraba con algunas tareas, incluso a sus 7 años. Cuando llegó a la adolescencia, Kristie estaba enganchada. “Desde que tenía unos 15 años supe que iba a dedicarme al cuidado de niños pequeños”, dijo. “La primera vez que cuidé niños supe que quería dedicarme a eso profesionalmente, pero quería hacer algo más que cuidarlos. Quería educarlos a una edad temprana.”
Ahora, Kristie hace exactamente eso. Es la maestra principal de la sala de infantes en East Gate Kids, donde apoya el aprendizaje y el desarrollo de niños de seis semanas a un año de edad. Ha enseñado en casi todos los grupos de edad en su carrera, pero la sala de infantes es donde le encanta estar.
“La sala de infantes es mi vocación, porque puedo ver mucho más desarrollo en un periodo corto”, dijo. En ese primer año, ayuda a los bebés a aprender a controlar la cabeza y a empezar a caminar.
“Cuando tienes un bebé de 6 semanas hasta que cumple un año, al ver todas esas etapas y todos sus logros, sabes que le has ayudado a llegar hasta ahí”, dijo. Y para Kristie, ese sentimiento es más gratificante que su sueldo.
“No hago este trabajo por dinero, lo hago por la alegría que me da”, dijo. Pero también hay recompensas concretas. Kristie recibe complementos salariales del Estado para la primera infancia, además de becas que cubren la colegiatura de las clases en línea que está tomando para obtener un título en Desarrollo Infantil.
Kristie apenas ha comenzado su carrera, pero ha encontrado un trabajo en el que se ve a sí misma construyendo una vida. “Tienen que sacarme al final de mi turno”, dijo. “Siento que este es el lugar de donde me voy a jubilar cuando sea vieja.”

Kristie Foreman ha estado en el campo de la primera infancia prácticamente desde que era niña. Su mamá tenía una guardería en casa cuando Kristie era pequeña y ella colaboraba con algunas tareas, incluso a sus 7 años. Cuando llegó a la adolescencia, Kristie estaba enganchada. “Desde que tenía unos 15 años supe que iba a dedicarme al cuidado de niños pequeños”, dijo. “La primera vez que cuidé niños supe que quería dedicarme a eso profesionalmente, pero quería hacer algo más que cuidarlos. Quería educarlos a una edad temprana.”
Ahora, Kristie hace exactamente eso. Es la maestra principal de la sala de infantes en East Gate Kids, donde apoya el aprendizaje y el desarrollo de niños de seis semanas a un año de edad. Ha enseñado en casi todos los grupos de edad en su carrera, pero la sala de infantes es donde le encanta estar.
“La sala de infantes es mi vocación, porque puedo ver mucho más desarrollo en un periodo corto”, dijo. En ese primer año, ayuda a los bebés a aprender a controlar la cabeza y a empezar a caminar.
"Tienen que sacarme al final de mi turno. Siento que este es el lugar de donde me voy a jubilar cuando sea vieja.”

“Cuando tienes un bebé de 6 semanas hasta que cumple un año, al ver todas esas etapas y todos sus logros, sabes que le has ayudado a llegar hasta ahí”, dijo. Y para Kristie, ese sentimiento es más gratificante que su sueldo.
“No hago este trabajo por dinero, lo hago por la alegría que me da”, dijo. Pero también hay recompensas concretas. Kristie recibe complementos salariales del Estado para la primera infancia, además de becas que cubren la colegiatura de las clases en línea que está tomando para obtener un título en Desarrollo Infantil.
Kristie apenas ha comenzado su carrera, pero ha encontrado un trabajo en el que se ve a sí misma construyendo una vida. “Tienen que sacarme al final de mi turno”, dijo. “Siento que este es el lugar de donde me voy a jubilar cuando sea vieja.”
